Jeremías – resumen Leslie M. Grant "Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos." Jeremías 15:16 Jeremías ("Jehová lanza" o "Jehová eleva") ha sido llamado el profeta lamentoso.
¿Quién fue Jeremías resumen?
Profeta hebreo. Autor del libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre, Jeremías recibió, según la tradición bíblica, la llamada de Dios hacia el 627 a.C., tras lo cual inició su trayectoria profética.
¿Qué dice el profeta Jeremías?
Bajo el reinado de Sedecías, el profeta Jeremías profetizó de nuevo la destrucción total de Jerusalén. Los nobles de la ciudad arrojaron a Jeremías a una cisterna para que muriera de hambre y no predijera más catástrofes. Sedecías, temeroso de Dios hizo sacar a Jeremías de la cisterna sin que nadie se enterase.
¿Cuál fue el proposito de Dios para Jeremías?
Durante el reinado del rey Josías, Dios llamó a Jeremías y le explicó que había sido preordenado para ser profeta a las naciones del mundo y predicar el arrepentimiento al Reino del Sur, o Judá. El pueblo había abandonado a Jehová y adoraba a otros dioses.
¿Que nos enseña el libro de Jeremías?
El mensaje que quiere transmitir el libro de Jeremías es de esperanza. El profeta a lo largo de su vida trata de que el pueblo elegido se convierta a su Dios. Su tarea se desarrolla en medio de una historia de desastres para Judea. Y a pesar de todo su mensaje es anuncio de esperanza y salvación.
¿Qué dice Jeremías 1?
El capítulo 1 de Jeremías contiene lo que el Señor le dijo a él sobre su misión. Al leerlo, considera qué sentirías si estuvieras en el lugar de Jeremías. Reflexiona también sobre lo que el Señor te ha llamado a hacer y la preparación que necesitarás a fin de tener éxito.
¿Que denunció el profeta Jeremías?
Jeremías debe «arrancar y arrasar» denunciando la injusticia, «destruir y demoler» las falsas esperanzas de una identidad religiosa sin fundamento, y «reedificar y plantar» desde la verdadera esperanza (Jer 1,10).
¿Que vio Dios en Jeremías?
La conciencia de Jeremías fue invadida por Dios como un profeta a quien se le dio palabras para hablar al pueblo, pero Jesús es Dios encarnado, Dios viene como un ser humano. Jeremías llegó a pronunciar el juicio de Dios sobre el pueblo, testificar y sufrir con el pueblo al ser conquistado y desterrado de Judá.
La vida y los tiempos de Jeremías
Jeremías sirvió como uno de los profetas de Dios a lo largo del gobierno de cinco reyes de Judá (Josías, Joacaz, Joaquín, Joaquín y Sedequias). Incluso abogó en el pleito de Dios contra Judá durante el tiempo de la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios en el 586 a.C. (Jeremías 1:3; 52:7-11).
Restauración del pacto con Dios
Jeremías creció en una generación que vio cómo eran derribados los lugares altos de adoración paganos: altares, columnas, imágenes e incluso algunos santuarios que datan del rey Salomón (2 Reyes 23:10-15). Al comienzo del ministerio profético de Jeremías, el rey Josías de Judá tenía sólo 21 años.
El desafío de Jeremías
Dios llamó a Jeremías a su ministerio profético alrededor de un año después de que el rey Josías comenzara a guiar a la nación a una gran reforma debido a la idolatría generalizada promovida por su padre, Amón, y su abuelo, Manasés (2 Reyes 21:10, 20).
Causa y efecto
Dios le dijo a Jeremías que anunciara la destrucción de Jerusalén a manos de los invasores del norte (Jeremías 1:14-15; 4:6; 6:22-23). El pueblo de Dios había quebrantado su pacto con Dios (Jeremías 11:10).
Jeremías es perseguido
Cuando el rey Josías murió, las penurias de Jeremías como profeta de Dios aumentaron. Su mensaje despertó gran hostilidad y amenazas de muerte, especialmente en su ciudad natal, Anatot (Jeremías 11:21). Aun sus propios parientes conspiraron contra él y lo traicionaron (Jeremías 12:6).
Los mensajes de Dios a través de Jeremías
El mensaje que Dios envió al pueblo a través de su profeta fue que el pueblo necesitaba regresar a Dios. Otro mensaje era el juicio inminente de Dios sobre Judá.
Un mensaje para nosotros hoy
Dios es misericordioso y paciente al tratar con los pecados y la ignorancia de los hombres, pero no soportará sus pecados para siempre (Éxodo 34:6-7). Dios envió muchos mensajeros al antiguo Israel exhortando al pueblo a volver sus corazones a Dios antes de enviar la corrección (Nehemías 9:30; Jeremías 25:4-7).
Un resumen de la vida de Jeremías
El Compañero de la Biblia Collins declara en sus comentarios introductorios sobre Jeremías: “Jeremías vivió los últimos días del reino del sur de Judá. Él advierte constantemente sobre el desastre inminente, causado por la negligencia de la nación hacia la verdadera religión, su tendencia a las prácticas paganas y su injusticia social.
Antecedentes históricos de Jeremías
Durante el ministerio de Jeremías, en el año 612 a.C., Asiria cayó ante Babilonia, que se convirtió en el poder militar dominante. El ejército de Nabucodonosor destruyó parcialmente Jerusalén en el año 604 a.C. y llevó a gente cautiva a Babilonia en el primero de los tres exilios principales.
Mensaje de Jeremías
Jeremías fue nombrado como “profeta a las naciones” (1:5) y a “todos los reinos del mundo” (25:26). Fue enviado especialmente a Judá y a Israel (30:4). Aunque gran parte de su mensaje fue dirigido al pueblo de Judá, también se le instruyó para que profetizara a la nación de Israel.
El profeta que se lamenta
Jeremías es a menudo descrito como un aburrido fatalista con un mensaje profético pesimista. Ésta es una impresión unilateral que no se basa en todo el contenido del libro. Él proclamó fielmente el mensaje que Dios dio —un mensaje de advertencia de un castigo inminente a menos que el pueblo se arrepintiera de su deliberada desobediencia.
Falsa sensación de seguridad
El pueblo de Judá no aprendió una importante lección que se destaca en el capítulo 7. La palabra de Dios era clara: “Así ha dicho el Eterno de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar” (v. 3).
El alfarero y el barro
En los capítulos 18 y 19 Jeremías emplea la analogía del alfarero y el barro para ilustrar un principio bíblico fundamental. Dios es el Alfarero, y nosotros somos el barro. El barro no tiene derecho a exigir nada al alfarero; y si el alfarero quiere volver a moldear el barro, eso depende totalmente de él.