1. JESÚS DE NAZARET
Los Evangelios no son vidas de Jesús redactadas según los principios de la historiografía moderna. Escritos por creyentes para suscitar y fortalecer la fe. organizan recuerdos que, desde luego, fueron iluminados y transfigurados por la fe pascual, pero que criticados con perspicacia permiten alcanzar seguramente a Jesús de Nazaret.
II. JESÚS, SEÑOR, CRISTO E HIJO DE DIOS
A la cuestión planteada no podían responder correctamente los discípulos antes de que Jesús, muerto en la cruz, se les manifestara a ellos vivo, mediante apariciones. Los discípulos, respondiendo con su fe a la iniciativa de Jesús, descubren el sentido de la vida y el misterio de la persona de Jesús de Nazaret.
CONCLUSIÓN
Antes de concluir evocaremos el Apocalipsis. En la confluencia de numerosas corrientes y más en particular de la vida litúrgica, presenta al Cristo viviente, al Señor que conduce y rige a la Iglesia (Ap 1-3). Sobre todo domina la figura del Cordero: éste lleva las huellas de la pasión que sufrió (5).
I. LA EXPERIENCIA DE LA ELECCIÓN
La experiencia de la elección es la de un destino diferente del de los otros pueblos, de una condición singular debida, no a un concurso ciego de circunstancias o a una serie de éxitos humanos, sino a una iniciativa deliberada y soberana de Yahveh. Si el vocabulario clásico de la elección (heb.
III. LA NUEVA ELECCIÓN, ESCATOLÓGICA
El rigor de esta amenaza conserva un aspecto tranquilizador: para que Dios castigue así a su pueblo es menester que no haya renunciado a él. Lo más tremendo seria la eventualidad de que Dios anulara la elección y dejara a Israel perderse en medio de los pueblos.
I. JESUCRISTO, EL ELEGIDO DE DIOS
Aunque raras veces se da el título a Jesús en el NT (Lc 9,35; 23,35; probablemente Jn 1,34), se trata siempre de un momento solemne, bautismo, transfiguración o crucifixión, y siempre evoca la figura del siervo.
II. LA IGLESIA, PUEBLO ELEGIDO
La elección de los doce manifiesta pronto que Jesús quiere cumplir su obra teniendo “consigo a los que quería” (Mc 3,13s).
III. ELEGIDOS O REPUDIADOS
El NT habla tanto de los elegidos como de los “elegidos de Dios”, afirmando así el carácter personal y lo soberano de esta elección (Mc 13,20.27 p; Rom 8,33).
Carne
La condición carnal del hombre parece a los ojos de algunos una inferioridad y hasta un mal. Este pensamiento depende sólo muy indirectamente de la Biblia.
1. LA CRIATURA FRENTE A DIOS
Para el NT como para el AT el hombre es carne, no en el sentido de que esté compuesto de una “materia” (la carne o el cuerpo) animada por una “forma” (el cuerpo o el alma), sino en el sentido de que se expresa a través de esta carne que es su cuerpo, lo que caracteriza a la persona humana en su condición terrena.
II. EL PECADOR DELANTE DE DIOS
Existe, con todo, un dualismo de otro orden, el dualismo moral, que, sin embargo, debe distinguirse cuidadosamente según el ambiente de donde derive. Para algunos griegos el cuerpo es una prisión del alma, de la que hay que tratar de evadirse como de una mala situación natural.